lunes, 24 de septiembre de 2012

Observar sin juzgar

Cuánto me cuesta seguir este consejo.
Me lo dieron para el trabajo con niños, pero yo lo cogí con intención de aplicarlo además en la vida.
Pero qué difícil es...
Observar lo que ocurre, escuchar, estar atentos a todos los detalles, mirar bien... hacerse eco de lo que te comunican, de lo que están haciendo... pero no juzgar.
Cada comienzo de curso hay que refrescar esas máximas que a lo largo de los años de formación y de experiencia has ido acumulando.  
Eso que quieres llegar a hacer perfectamente en tu trabajo pero no acabas de conseguir.  
En el trabajo y en tu vida.

Uno de los libros que he leído hace poco es Las horas distantes, de Kate Morton.
Me ha gustado más que los anteriores de esta autora, La casa Riverton y El jardín olvidado, que comenté aquí.
Es una novela que te atrapa sobre todo al final, pero que con la presencia de unos personajes llenos de misterio y magnetismo, te mantiene con un gran interés, acumulando deseos de saber que sólo se satisfacen en las últimas páginas.
Observar sin juzgar es lo que aconsejo hacer en este libro.
Nadie es como has podido pensar en un primer momento.
Las hermanas, el padre, la joven protagonista o su madre... todas tienen sus comportamientos obedeciendo a unas circunstancias tan especiales e insospechadas...
Eso mismo nos pasa con los alumnos y con muchas personas 
a las que juzgamos y etiquetamos sin saber...

lunes, 17 de septiembre de 2012

Magdalenas

Cuando en el blog "Se me quema la comida" vi la fotografía de sus magdalenas dije:  
Así es como las quiero...
Voy probando recetas.  Unas salen más esponjosas, otras muy sabrosas, unas altas, otras quedan más aplastadas... No repito nunca una receta.  Soy infiel en la cocina.
Pero éstas quizá las repita, porque me han gustado bastante.

Los ingredientes han sido los que ella nos propone:

- 4 huevos

- 250 grs. de harina
- 150 grs. de azúcar
- 1 paquete de levadura en polvo 
- ralladura de piel de limón
- 125 c.c. de aceite 
- 60 c.c. de leche


martes, 11 de septiembre de 2012

Mis últimas lecturas II

Es sin duda, un gran libro, una gran novela histórica.
Relata una parte de la historia de Portugal y Brasil, a principios del siglo XIX.  Mientras Napoleón hacía de las suyas por Europa, la corte portuguesa se traslada a Brasil y allí nos quedamos una larga temporada.  Somos testigos de las intrigas, las costumbres, el exotismo, los caprichos y la arbitrariedad de algunos, los sacrificios y el acierto de otros... en fin todo aquello que ha movido a los países hacia un destino.  En este caso, asistimos a la independencia de Brasil, al nacimiento de un imperio que tengo que confesar, no sabía que había existido...
Así que en la playa, al sol, pero con más baños y más comodidades... me he enterado de muchas cosas y aunque se ha hecho un poco costoso en algún momento, ha merecido la pena.

Y hago referencia a otro libro que a pesar de lo que puede aparecer en la portada, no puede tener menos relación con la playa y tampoco con la novela anterior.
Este libro de Pierre Szalowski es tan fácil y agradable de leer, que lo recomiendo si se quiere tener una lectura refrescante y reanimante (creo que me acabo de inventar una palabra...)  Cuando lo acabas, dan ganas de decir:  "y colorín colorado, este cuento se ha acabado".
Y tengo que decir que cada vez, me gustan más los cuentos.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Preparando la vuelta

Los que somos de tierra adentro disfrutamos mucho a la orilla del mar.
Último atardecer en la playa, sin calor, con una buena lectura, un pasatiempo, 
un buen tema de conversación, relax total.
Es como un paréntesis que se abre, parece que dejas atrás todo lo que no te ha gustado del año, que vas a llenarlo de cosas agradables y placenteras.  Cuando acaba no hay otra solución que cerrar el paréntesis,  más vale no hacer mucha evaluación.  Hay que guardar el contenido, no perder nada, nos hará falta en cuanto nos tropecemos con la realidad:  trabajo, enfermedad, estrés, agobio, nervios...Entonces hay que respirar hondo, como si tuviésemos la brisa guardada en una botellita: tomar aire y encarar el problema.
Valentía, ánimo.  Y proyectos nuevos.  Sin miedo al cansancio.
Así es la vida normal.  
Es lo que hace anhelar tanto la próxima escapada...