domingo, 23 de marzo de 2014

En proceso

 Cada bloque es una nueva aventura.
 A jugar con las telas, las formas, los colores...
 Puntada a puntada va tomando forma un pequeño proyecto
 con el que paso grandes momentos de entretenimiento

Dispara, yo ya estoy muerto


Julia Navarro nos ofrece una gran novela histórica. Dispara, yo ya estoy muerto recorre ciudades, países, etapas distintas de un mismo problema, el problema de los judíos, de los árabes y  de Palestina.

Comienza en la primera parte en Europa.  Los progromos de Polonia, la vida en París, en San Petersburgo...
Conocemos allí  interesantes personajes.  Asistimos a la gesta de la revolución, conocemos la opresión de los zares, la huida de muchos judíos. 
Nos traslada más adelante a los primeros años del siglo XX en territorio palestino.  La vida cotidiana de familias árabes y judías, la lucha contra los turcos.A pesar de tener intereses comunes,  los prejuicios religiosos impiden la convivencia.
Las grandes potencias a su antojo y siempre por interés político y económico intervienen en la división de territorios.
Volvemos a pasar años en París, anecdótica visita a Toledo, primeros años de Hitler....
Los británicos dividen Palestina.  Arabes y judíos obligados a odiarse entre sí.
Mientras surgen grupos de todos los tipos en ambos bandos, estalla la guerra mundial.  Los protagonistas toman partido, combaten.  En el viaje a la historia nos conmovemos una vez más ante el holocausto.
Toda la etapa del reparto de los territorios, del nacimiento del Estado de Israel, las guerras, las continuas luchas, ataques terroristas... Exilio palestino...
Y un final de novela, sin duda.
Me ha recordado en muchos momentos la última novela de Ken Follet, El invierno del mundo, donde con unas situaciones novelescas nos repasa la historia contemporánea.  Algo parecido ocurre con esta novela, agradezco la posibilidad de conocer un poco más el problema Palestino.

jueves, 13 de marzo de 2014

Proyecto esposa


De las últimas novelas que he leído este invierno, es ésta la que más voy recomendando a mis amigos.  No sé si es por estar en un entorno educativo, por haber tenido contacto con alumnado con diferentes trastornos del espectro autista, o porque sencillamente, se trata de una novela entrañable, divertida, cautivadora.
Una novela con la que me he reído y me he emocionado, con la que además he vuelto a reflexionar sobre la necesidad de saber, de comprender, de acompañar y valorar a esos niños, a esas personas cuya mente funciona de manera distinta, pero de las que tenemos tanto que aprender.
La verdad es que describe muy bien su incapacidad de sentir emociones, de tener empatía, de comprender la ironía y la hipocresía en el lenguaje, algo de lo que tanto abusamos, de cómo manipulamos, tergiversamos, confundimos...
La sinceridad, la espontaneidad de nuestro protagonista, persona inteligente y madura que conserva esos dones como si se tratase de un niño de infantil. La frescura de sus conclusiones sin dobleces ni segundas intenciones, sus intentos por superarse...Un personaje para querer y acompañar.
Sé que es una novela.  No puedo dejar de pensar lo terrible que debió ser su infancia, sin un diagnóstico, sin un trato adecuado... y sé que en la vida adulta, estos niños que conozco, no lo van a tener nada fácil.  Pero no está mal tener la esperanza de que su futuro sea como en una novela